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¿Qué necesita saber un niño de infantil?

Actualizado: 31 may 2018

El mejor medio para hacer niños buenos es hacerlos felices. Óscar Wilde

Esta es una de las incógnitas e incertidumbres de los padres, especialmente desde que comienza la escolarización de los más pequeños. Es aquí donde se empiezan a ver los avances a nivel social, de autonomía y de conocimientos, todos esos pasos que van dando en el camino del aprendizaje y el desarrollo. Se van volviendo en seres cada vez más sociales y más autónomos, aunque todo sigue girando en torno a la afectividad y la dependencia emocional.


Y es esa afectividad la clave de su educación y crianza. Es la llave que abre la puerta del conocimiento. El eje central de todas sus experiencias. La base de su seguridad, confianza y autoestima. Porque si un niño no se siente seguro en su entorno y consigo mismo, no hay método de enseñanza, recursos, actividades, etc., que valgan.


Por eso, cuando nos planteamos la pregunta ¿qué necesita saber un niño de 3-6 años?, deberíamos realmente preguntarnos ¿qué es lo mejor para su desarrollo? Si nos damos cuenta, el planteamiento cambia totalmente nuestra forma de responder.

Antes de enseñar a los niños a leer y escribir, hay que enseñarles lo que es el amor y la verdad. Ghandi

LO QUE QUEREMOS PARA ELLOS VS. LO QUE REALMENTE NECESITAN

Como dice #AliciaBayer en su artículo, 'la infancia no debe ser una carrera'. Nos encontramos a menudo con padres que muestran una gran preocupación porque su hijo todavía no sabe sumar, no conoce todas las letras o no sabe leer. No les culpamos por ello. Cada padre quiere lo mejor para su hijo, pero a veces debemos centrarnos en pensar qué es lo que el niño realmente quiere y necesita.


Porque recordemos que la etapa de educación infantil va mucho más allá de enseñar contenidos curriculares, que si bien son también muy importantes para el desarrollo de otras áreas en etapas posteriores, no es lo único y esencial.


Muchas veces en nuestra programación, hacemos mucha alusión al trabajo de conceptos de lógico-matemática, de lectoescritura, vocabulario... etc. Y aunque sí dejamos tiempo para otros contenidos más actitudinales y afectivos (que muchas veces vienen implícitos en el día a día en las distintas situaciones que surgen en el aula), no lo trabajamos todo lo que quisiéramos. Por una parte, porque hay un currículo que establece unos mínimos que hay que cumplir, y por otro, está esa presión que todo maestro recibe desde diferentes sectores de la sociedad y el entorno escolar.


Sin embargo, yo muchas veces me detengo a observar y reflexionar al ver cómo algunos niños sienten frustración porque no se saben los colores en inglés, no son capaces de asimilar el proceso de lectura o de hacer sumas y restas. Porque es cierto que son aspectos que les van a favorecer en el desarrollo de estructuras mentales, pero también hay que tener en cuenta que cada niño tiene su ritmo y que hay que respetarlo.


Un niño para ser feliz, no necesita cosas materiales, sino más afecto, escucha, comprensión y tiempo con ellos.

El niño/a necesita sentirse cómodo con el proceso. Y para ayudar a favorecer esa comodidad, no hay que darle actividades de seriación, de trazo o trabajar las nuevas tecnologías. Para ello, hay que darle:


- Seguridad a nivel emocional y físico, lo que no implica convertirse en su sombra, sino ayudarle a desenvolverse en el medio teniendo presente que tú estarás ahí para guiarle y ayudarle.

- Tiempo. Tiempo con ellos. Tiempo para jugar (solos y acompañados), tiempo para esucharles y tiempo para comprenderles.

- Cariño y amor. Un niño necesita sentirse querido incondicionalmente ante cualquier circunstancia.

- Herramientas para relacionarse, expresarse y, en definitiva, comunicarse con el mundo que le rodea.

- Oportunidades para experimentar, crear y estar en contacto con la naturaleza.


'No prepares el camino para el niño, prepara al niño para el camino'

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