top of page

EL EFECTO PIGMALIÓN EN LA INFANCIA.

El efecto Pigmalión.

¿Qué entendemos por #efectopigmalión? Es un concepto que nos puede resultar algo familiar pero que quizá no lleguemos a comprender del todo. En primer lugar, es importante señalar que este efecto puede ser tanto positivo como negativo. Y es que este concepto, acuñado por el psicólogo Robert Rosenthal, como su propio nombre indica, hace referencia al efecto que se produce en el rendimiento de una persona según las creencias y expectativas de los demás sobre ella. En otras palabras, la actitud y expectativas que tenemos hacia alguien afectarán a su comportamiento y al rendimiento en las actividades que realiza en el día a día.

PERSONALIDAD Y RELACIONES SOCIALES

Para poder comprender mejor cómo funciona este efecto, hay que analizar más detenidamente la relación directa que existe entre el desarrollo de la personalidad y la socialización. Como ya sabemos, somos seres sociales y nacemos biológicamente programados para buscar estímulos dentro del grupo social, lo cual se hace evidente desde los primeros meses de vida y se va incrementando a medida que crecemos. Estos estímulos, no sólo nos sirven para adquirir aprendizajes, normas de convivencia y habilidades sociales, sino que tienen una influencia vital en nuestra personalidad.


Pensemos, por ejemplo, en el #apego que se desarrolla en los primeros dos años de vida de un niño/a. Se trata de un vínculo especial y necesario para un correcto desarrollo ya que les permite sentirse seguros en un mundo aún desconocido, lo cual les motiva a explorarlo e ir adquiriendo una progresiva autonomía. El apego es muy positivo, siempre y cuando el adulto sepa gestionarlo. El niño/a percibe una serie de sensaciones, fruto de esa relación, y si es positivo, ello fomentará su confianza en sí mismo y su autoestima.


Lo mismo sucede en etapas posteriores con otro tipo de relaciones. El niño/a se va convirtiendo en una persona cada vez más independiente, pero eso no implica que dejen de importar las muestras de afecto y lo que pensamos de ellos. Porque para ellos, nuestras opiniones importan. Influyen en su pensamiento y en sus aprendizajes. Esas opiniones, lo que muchas veces se convierten en ETIQUETAS, moldean su comportamiento, debido a que su personalidad todavía no está desarrollada y se va construyendo en función de lo que perciben de su entorno.

Etiquetas en los niños... ¿Sí o no?

Muchas veces hemos podido oír frases como: 'La opinión de los demás sobre ti, no tiene que volverse realidad'. Pero esto los pequeños no lo entienden. Incluso no lo entendemos nosotros mismos como adultos. Cuántas veces nos hemos encontrado con personas que no confían en si mismas o que piensan que no valen para algo porque no han parado de escucharlo a su alrededor. Bien, pues intentemos trasladar esto a un niño/a. La percepción que recibe tiene aún más impacto, puesto que todavía no son capaces de ser objetivos y de gestionar sus emociones y por esa dependencia emocional de la que hablábamos.


De este modo, cuando resaltas de manera constante un aspecto de su personalidad o de sus habilidades de manera negativa, el niño/a terminará por creérselo y por trasladarlo a su comportamiento habitual. Y a partir de ahí, justificará sus fracasos, sus dificultades y sus conductas con esa 'etiqueta' que les ponemos (me porto así porque soy 'malo', no lo hago porque no sé hacer nada, me sale mal porque soy un desastre...), lo que confirmará las expectativas iniciales del adulto y hará que los pequeños proporcionen las respuestas acertadas con menos frecuencia. Se convierte así en un 'círculo vicioso' que dejará una enorme huella. A estas edades, es cuando empezamos a desarrollar la imagen que tenemos de nosotros mismos, lo que llamamos autoconcepto. Para que esa imagen se ajuste a la realidad, el adulto debe ser cuidadoso con la manera de dirigirse a los más pequeños.


Por ello, es importante evitar las etiquetas negativas y optar por las positivas, aunque siempre siendo realistas, porque como ya hemos dicho, de lo que se trata es de que las respuestas sean ajustadas a la realidad, ya que todo en exceso termina siendo poco beneficioso.


Esto también implica que nosotros también tenemos que ser realistas y, aunque está bien que nos preocupemos con las posibles dificultades que puedan surgir en el aprendizaje de los niños/as, no es bueno que tratemos de buscar problemas, déficits, trastornos, etc. de manera constante y donde no los hay. Porque de lo que se trata es de buscar un punto intermedio, siendo capaces de dejar al niño/a crecer y desarrollarse dentro de su ritmo y sus características personales, respetarlas y ser capaces de actuar a tiempo para prevenir.


Por tanto, la coordinación familia-escuela es fundamental, ya que favorece el intercambio de información relevante por ambas partes. Porque los maestros/as estamos para ayudar, guiar, orientar y buscar lo mejor para nuestros alumnos/as.


Así que cambiemos 'no sabes' por 'íntentalo', 'está mal' por 'puedes hacerlo mejor' y 'eres' por 'estás'. Intentemos no resumir sus capacidades, su personalidad y sus características con una o dos palabras. Tengamos en cuenta otros aspectos como interés, disposición, habilidades en otras áreas... Porque todos los niños/as tienen algo en lo que destacar.

148 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo

Comentários


bottom of page